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Camino de Santiago; el mejor entrenamiento
El entrenamiento es clave para realizar el Camino de Santiago bien preparados físicamente. Nos aseguramos así el disfrutar del viaje y evitar tener que abandonar o sufrir innecesariamente durante las etapas.
Gracias al entrenamiento el peregrino conocerá tanto sus cualidades físicas como sus límites.
Para empezar es conveniente hacer paseos de corta trayectoria, e ir aumentando km de forma progresiva hasta sentirnos cómodos en la distancia correspondiente a la etapa que hayamos planeado. Por ejemplo, puede comenzarse con unos 30 o 40 minutos diarios.
Para acercarnos al máximo a las condiciones del Camino de Santiago, es interesante ir cargando poco a poco la mochila y calcular la velocidad a la que somos capaces de movernos.
La mochila no debe superar el 10% o el 12% del peso corporal de su portador.
Lo ideal es realizar estas caminatas por zonas con diferentes niveles, combinando asfalto con monte.
Para completar el entrenamiento no pueden faltar los estiramientos, consiguiendo con ellos evitar que los músculos se resientan. Hay que hacerlos lenta y progresivamente, con una duración de aproximadamente de 20 segundos cada zona (un total de 10 minutos de media).
También son importantes los ejercicios de movilidad articular.
Si te decides por realizar el camino en bici, durante el entrenamiento es imprescindible que te acostumbres a conducir con peso a tu espalda.
Hay que tener en cuenta que la bicicleta también sufre al soportar más peso de lo normal (por ejemplo, el frenado es distinto).
Teniendo en cuenta los inconvenientes de una mochila excesivamente cargada, comprenderemos la importancia de viajar con un equipaje lo más ligero posible. Esto evitará perder mucha energía y dañar las rodillas y los tobillos.[:]